Aplastado

Hoy sangre corre por mis venas. Hoy transpiro pasión, aventura, ganas de hacer cosas, ganas de crear. 

Hace menos de un año me sentía estancado. Como si un zapato gigante me pisara, como si no quisiera que me mueva. Aplastado.

"Vos tranquilo, quedate así que estás bien", me repetía.

Pero no, no estaba bien, estaba cómodo claro, pero no crecía. No había nada que me desafiara física o mentalmente. 

Unos meses después de haber decidido salir de esa zona de confort, me doy cuenta que no solamente no estaba avanzando: Retrocedía. Recién ahora, lo veo claro. 

¿Qué cambié? La verdad, no mucho, pero sobre todo mi actitud. Me propuse cinco objetivos, con la idea de al menos cumplir dos. 

Arranqué el año decidido. Voy a lograrlo. Aunque una vez más todo lo que tenía que hacer implicaba cambiar, sobre todo cambiar algunos hábitos. Y eso es lo que más me cuesta. Pero cuesta al principio luego ya se incorporan en la rutina.

Hoy ya estamos a mitad del año. Tres de los cinco objetivos ya los cumplí. Me quedan los otros dos. Miro para atrás y siento la satisfacción del deber cumplido, el placer del desafío aceptado y la tranquilidad de la aventura recorrida.

Me tenía poca, muy poca fe. Ahora por el cobtrario, creo que puedo más. Estoy decidio a cumplir el cuarto objetivo. Con el quinto puede que me demore un poco más. Pero no me importa, lo importante fue avanzar, quitarme el peso de encima que no me dejaba cambiar, y avanzar.

Paso a paso, hábito por hábito. Ánimo que se puede.

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