Me importa un pito...

Así rezaba la poesía de Oliverio Girondo. Y el problema empieza cuando no tenemos desarrollada la capacidad de que algunas cosas nos importen un pito. Cuando nos tomamos muy en serio las cosas que no son importantes, o cuando no logramos distinguir entre los asuntos que realmente importan y los que no.
No puede importarnos un pito todo. Pero tampoco puede que nada nos importe un pito. Es insalubre. Desarrollar esa capacidad que nos permite discernir entre éstos es una gimnasia. No surge de repente ni se encuentra esperando en algún callejón. Se desarrolla ejercitando.
Creo que una buena manera de mejorar esta capacidad es evitando reacciones inmediatas. Recibimos provocaciones todo el tiempo y tenemos en ese momento la posibilidad de reaccionar inmediatamente y decir lo primero que nos salga, o no. Si nos tomamos un tiempo para pensar nuestra respuesta vamos a ganar siempre, todos, evitando que ciertos temas escalen a niveles insospechados.
La prudencia es la capacidad de hacer lo correcto en el momento justo. Podemos ser prudentes y al mismo tiempo que nos importe un pito. A trabajar.

Comentarios