No somos nada y somos todo...a la vez.

Siempre me fascinó mirar fotos y documentales sobre los planetas y el universo. La guerra de las galaxias me volaba la cabeza, me hacia pensar: "No somos nada". Un profesor de filosofía del colegio se refería a nosotros anteponiendo el adjetivo diminutísimo, y yo pensaba que tenía toda la razón. Somos tan diminutos, y al mismo tiempo tan complejos, tan vivos.

La vida es sin lugar a dudas el tesoro más preciado que cuidamos. A veces escucho chicos, que no entraron todavía en jardín de infantes, haciendo planteos complejos sobre su existencia, la justicia y otros temas profundos. Es increíble la capacidad que tenemos de sentirnos tan importantes...tan egocéntricos...desde tan chiquitos. Seguramente sirva como mecanismo de autoestima y supervivencia de nuestra raza. Seguramente colabore en el desarrollo tecnológico, y en el impulso creativo.

No somos nada y somos tanto...a la vez. Que dicotomía. Somos tan dispensables y vulnerables, al mismo tiempo somos únicos y tenemos el potencial de generar cambios importantes en nuestro planeta. Me encanta la idea de que una sola persona puede generar tanto cambio. Y el potencial se activa en el momento que lo reconocemos.

Comentarios