La vida vale muy poco (Parte I)


Para algunos la vida vale muy poco, o casi nada. Llegué con una mano adelante y la otra atrás. Era un lugar triste, sin música. Me miraban de reojo, como quien no quiere la cosa. La ciudad era grande, edificios por todas partes, más bien bajos y grises. Pocas luces, calles desiertas y oscuras. A lo lejos se veía un cartel luminoso con alguna publicidad de un producto que ya no se vendía más.

Llegué al aeropuerto después de haber sido deportado. Era un inmigrante ilegal, me atraparon, me humillaron y me sacaron todo lo que tenía. Todo lo que me había ganado con el sudor de mi frente, porque no me regalaron nada, ni dejé que me ayudaran. Me dejaron tres semanas, con la misma ropa ya harapienta, encerrado, sucio y sin dignidad. Apenas me daban agua y algún alimento que era imposible distinguir qué era por su sabor. Me subieron a un avión. Llegué al aeropuerto y entré con lo que tenía: un pasaporte, agotamiento y mucha hambre.

Hacía frío y un taxista por pena me ofreció llevarme. Había hecho una carrera al aeropuerto y estaba de regreso. No pudo dejarme ahí, parado en la mitad de la calle sin nada. En ese momento caigo en cuenta que hay alguien en el mundo que se preocupa por mí, tal vez la única persona en ese momento. Vamos callados, con la radio sonando bajito. Cada tanto relojea para estar seguro que no soy peligroso.

Gracias, le digo, espero algún día poder pagarle. No se preocupe, me responde, con una sonrisa nerviosa. Y es que es difícil. Por más que es un buen tipo y me quiere ayudar sin interés alguno, en el fondo le genero nerviosismo, y un poco de asco, porque apesto y por mi apariencia...cuatro semanas atrás me hubiera llevado con gusto y probablemente hubiera recibido una generosa propina de mi parte...pero todo cambia, y de repente.

Continuar leyendo Parte II

Comentarios