¿Un año más?

Este fue un año especial, diferente. Seguramente pensarán que se debe a la mudanza de país o al cambio de trabajo. No puedo negar que algo influyó, pero en realidad el cambio más grande fue interior, como todos los grandes cambios.

El 2012 fue un año de reconciliación y este fue un año de recogimiento, no en el sentido de recoger los frutos de una cosecha sino en el de volcarse sobre uno mismo.

Quienes me conocen habrán percibido que hablé poco, escuché y pensé mucho. Pequé de antisocial muchas veces, de falta de esa chispa graciosa que tantas veces hacía reir al más duro, de ser demasiado callado, pasivo...raro.

Lo cierto es que me propuse procesar lo vivido, hacer ese parate en el ritmo acelerado que llevamos y mirar más allá de lo obvio, de lo que normalmente miramos. Meterse en esa zona turbia y desconocida de nuestro interior no es tarea fácil. Da miedo al comienzo.

Y tengo que reconocer que lo hice sin manuales y sin técnicas más que hacer silencio y pensar.

Fue un año donde me permití ciertas cosas que nunca antes había creído pensadas. Preocuparme menos y ocuparme más. Dejar de lado el estigma de hombre, ciudadano, hijo y hermano ejemplo, y pasar a vivir desprendido de muchos paradigmas y camisas de fuerza.

Volví a ver a grandes viejos amigos y aparecieron increíbles personas. Todos me dieron un empujón en este camino tan fructífero. Mi eterno agradecimiento a todos ellos. Un gesto de cariño, un detalle de solidaridad, o unas palabras en el momento adecuado, tantas enseñanzas.

Y en este buceo interno además de tesoros descubrí miserias. Miserias que se han convertido en banderas de nuevas luchas, pero sin urgencia, sino en el entendimiento de que la vida no es evitarlas sino aprender, entre otras cosas a convivir con ellas.

La autoexigencia en ajustadas dosis es sana y nos ayuda a ser mejores seres humanos, pero si se nos pasa la dosis se convierte en un arma destructora del amor propio. Y quien no se ama no puede amar. Nadie puede dar lo que no tiene. Es una regla básica física y espiritual.

Arranco el 2014 con muchas ganas de profundizar este proceso. Con una sensación de inmensa gratitud a quienes me rodean y con el desafío de terminarlo habiendo logrado ayudar más, dar más y fortalecer los avances que hice, que aunque escasos, han sido muy reconfortantes.

Un feliz 2014 lleno de paz y aprendizajes, en esta la escuela más compleja y apasionante llamada vida. Un millón de gracias y un abrazo enorme.

Juan

Comentarios

  1. Sacarse la ropa vieja, la de ayer, quedarse con lo que somos, sin armaduras, no es facil. Pero si con esto logramos un solo cambio, ya es un exito. La vida no cambia, la cambia cada uno de nosotros. Y, lo de ayer, es lo de ayer, el pasado. Lo de mañana no me pertenece. Solo el hoy es mio y tengo la capacidad de mejorarlo.

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