Sentimientos traicioneros


Una vez más querido blog. Te tenía abandonado ya sé. Estaba con tantas cosas en la cabeza que no sabía qué gritar acá. Hoy vi una frase que publicó una amiga en Facebook y ¡zaz! Se prendió la chispa. 

Una vez escribí sobre el valor de la palabra, hoy quiero escribir sobre el valor de las emociones y los sentimientos . Al parecer, las emociones, las fuertes, son una especie de filtro que se interpone entre los sentidos y la realidad. Es verdad, no debería decir realidad, mejor decir la realidad para una persona. 

Alguien parece tener una primera noción de lo que está pasando y llega la emoción para distorsionarlo todo. Y eso que apenas uno iba entendiendo de qué se trataba la cosa. Cuando la cosa se pone pesada, se convierte entonces en un sentimiento, que perdura claro, como el idilio al llegar la noche.

Y no es grave que pase, lo grave es no entender que esto pasa. Ahí sí que te la regalo. De pronto lo que pasa pierde completa importancia, y los sentimientos definen lo que pasa. Se graba en la memoria, se profundiza, y hasta hace todo el esfuerzo necesario para que uno mismo crea que de verdad fue así y que no existe ninguna otra posibilidad de que haya sido de otra manera.

Uffff, que tranquilidad. Porque hasta hace un rato pensé que estaba loco.

Que qué, que ahora ya camuflé lo que vi y escuché, con la emoción del momento, que ya lo estoy volcando en la sección de los sentimientos y que clic, encajó, perfecto.

¿Y si lo que pasó poco tiene que ver con lo que registré? A quién le importa...¿y si tratan de explicarme que no es como lo guardé en mi cabeza, o en mi corazón? Noooo imposible, seguro me miente...prefiero guardarlo así o se me arma una revolución de sentimientos (que no son sensaciones) y pierdo por completo mi tan añorada "paz interior". 

Que se jodan los otros. Prefiero incluso creer que son todos unos hijos de puta, unos...cómo decía en el post..."insensibles, deshumanos, obscenos; que no respetan los sentimientos del otro".

Que las emociones y los sentimientos moldeen la realidad, pero que no nos olvidemos nunca que ahí están, trabajando duro y parejo. 

Que volvamos a creer en la palabra del otro y mantengamos siempre abierta la posibilidad de que somos falibles, limitados en nuestro entendimiento y fácilmente influenciables, si es que esa palabra existe, por nuestras emociones y sentimientos. Juzguemos menos, reaccionemos menos (llegando incluso a herir al otro) y confiemos más.

Comentarios

  1. Desayuno leyendote. Me gustan tus reflexiones finales. Dejemos la puerta abierta a las emociones, confiemos en ellas. Nos hace humanos. Feliz Navidad para ustedes! Abrazos

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  2. Asi pasa Juan. Lo importante es seguir adelante. Hay mas puertas abiertas para otras experiencias, solo que esta vez vas a estar mas alerta.

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  3. Gracias Ceci y Nelson por sus comentarios! Abrazos

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