Prefiero no saber

Hay varios deseos del ser humano que han sido interpretados en negocios que mueven fortunas, y en los últimos tiempos se ha puesto de moda uno que dicen, se lo deben a la película Limitless. Aunque yo creo que ha tomado formato químico moderno ahora, pero siempre estuvo ahí: el deseo de ser más inteligente y sus múltiples técnicas y menjunges para lograrlo.

Y así lanzaron al mercado la pastilla Addium (ya hay muchas más), que según muestra la película aumenta el coeficiente intelectual de un modo asombroso, permitiendo un éxito sin igual a nivel profesional y por qué no, a nivel personal. 

Mi primera reacción fue pensar "esto no puede ser verdad" aunque claro, la publicidad y los famosos en Estados Unidos (o sea la misma cosa) dicen que sí es posible, que ha existido desde hace decenas de años pero que recién ahora lograron producirla en serie y reducir así su costo, para que sea accesible a muchas personas más.

Todo suena perfecto. Bueno, no todo. En la película el protagonista se volvió adicto a esta pastilla, y los efectos secundarios eran bastante lamentables (la publicidad en cambio dice que no tiene contraindicaciones). Uno podría entonces valorar los riesgos médicos y decidir correrlos consumiéndola o no. 

Pero en el fondo, no estoy tan seguro de que ser más inteligente sea una buena idea. Creo que algo es ser un poco más inteligente, gracias al ejercicio mental y demás experiencias y aprendizajes que nos da la vida; pero triplicar o cuadriplicar nuestro coeficiente de un día para el otro, ¿puede hacernos más felices? Lo dudo.

Creo que en alguna medida la ignorancia y la falta de inteligencia, son un mecanismo de autodefensa. No saber, o no darnos cuenta, puede en algunos casos ser bueno, hacernos más felices. 

Y no lo digo solamente por aquello de ojos que no ven, corazón que no siente. El deseo desmesurado por saberlo todo, por entenderlo todo, nos puede llevar a una situación de frustración aún más profunda. Prefiero no saberlo. Prefiero ser más feliz, en mi ignoracia natural.