(Por Sofi y Juan Cruz)
Hace mucho tiempo no habían colores en el mundo. Pero a las personas
no les importaba, porque tampoco sabían que existían. Estaban felices sin
colores. Claro, no habían semáforos, ni carteles, ni ropa. Comían vegetales sin
color. Tenían sueños en blanco y negro. En fin, todo era blanco y negro.
Dicen que era más simple. No habían colores, tampoco
banderas, ni países. La gente se peleaba menos. El problema era que cuando
querías elegir el sabor de tu helado, siempre se confundían de gusto. Y ahí sí
se peleaban.
Cada tanto discutían sobre si algo era más o menos gris.
Pasaban años discutiendo. Consultaban a los sabios, viajaban meses enteros para preguntar a otros, hacían de todo, pero ponerse de acuerdo en el tono
de gris, eso sí que era difícil.
Un día algo cambió. Dicen que fue un meteorito gigante que
chocó con nuestro planeta. Nadie se acuerda bien, pero a partir de ese momento
aparecieron los colores. Primero el azul, después el verde y el amarillo, también
el violeta y el celeste… Poco a poco aparecieron todos los que conocemos hoy.
Aún quedan algunos restos de aquel mundo. Por eso es
probable que a veces mires videos viejos sin colores. Videos que quedaron de
aquellos tiempos. Todavía hoy quedan algunas personas que no quieren aceptar
que los colores llegaron, y prefieren seguir mirando al mundo en blanco y negro, o pasarse el día entero discutiendo sobre tonos de grises. Ahhh, los caballos hacen
lo mismo.
Escuché ayer que los colores siempre estuvieron ahí. Pero
que antes no podían verlos o registrarlos. No entiendo bien qué significa
eso, igual yo prefiero un mundo de colores.
En una tienda vieja ubicada en Kensington & Chelsea, un exclusivo barrio londinense, venden desde hace años unos anteojos especiales. Dicen que quienes los usan no vuelven a discutir por el color de las cosas...
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