La verdad que (te) cierra


En este camino repleto de aprendizajes hay dos temas que particularmente han despertado mi curiosidad: La falta de inversión que hacen los países y las instituciones en avanzar en lo que vendría a ser la ciencia de la felicidad*, y la enorme relatividad de las mútiples realidades que construimos en nuestras mentes, cruzadas por anestésicas "verdades absolutas" que de alguna manera logran instalarse y permanecer allí, incluso por generaciones. Al fin de cuentas buscamos explicaciones que dejen en paz nuestra mente, y una vez las encontramos nos aferramos a ellas.

En ambos, he escrito ya, y no quiero ser repetitivo. Pueden de hecho revisar y se darán cuenta que la mayoría de las publicaciones de este blog están salpicadas por estos dos temas.

Pero nunca había pensado que podrían ambos estar articulados. ¿Será acaso que la falta de inversión en la ciencia de la felicidad, asegura que algunas verdades absolutas permanezcan por más tiempo arraigadas y mantengan a las fieras calmadas? Tal vez.

Dejo registro de este hecho irrelevante ya que podría llegar a ser una de las claves para el entendimiento del ser humano, luego de que desaparezcamos como especie y lleguen otros seres a intentar descifrar lo que hemos sido.



 * Estudiar, entender y difundir qué nos hace más felices como personas, comunidad, sociedad, y a partir de ahí, enseñar cómo ser más felices.

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