¡Que ganas de coser!


Puntada a puntada. Con una perfección milimétrica. Puntada a puntada, con la ayuda de un dedal. La aguja se va introduciendo en la tela sin lastimarla, siempre en el mismo sentido. Y entra, y sale. Entra de nuevo y sale. Una, mil, decena de miles de veces. Con una paciencia y una dedicación abismal.

La maravillosa manera que hemos encontrado para crear, remendar y transformar prendas, que no solamente nos ayudan a vestirnos, sino que nos protegen de sol, del frío y de los golpes. Y por eso cosemos, por placer y por necesidad.

Aunque algunas veces intentemos evitar el deslustre. Aunque no hayamos hecho los puntos lo suficientemente separados para luego fruncir la tela. Aunque perdamos las muescas que hicimos en el pasado. Aunque, de vez en cuando, algún pinchazo nos recuerde la falta de concentración, y nos devuela a la tierra de los vivos. Aunque a veces no lleguemos a hilvanar. Aunque no hagamos el dobladillo...Aunque debamos descoser y volver a empezar.

La costura sigue. Y la aguja entra y sale, entra y sale. Finalmente los trozos de tela quedan unidos. Y se pinzan, se ajustan, se recortan los sobrantes. Y se prueban, se mide, se ajustan. Y aparece la prenda final, una verdadera obra de arte, única. Llena de alma.

Y las prendas inspiran, relucen, se reciclan y se vuelven a usar. Aunque muchas se olvidan en cajones perdidos, y se quedan sin la oportunidad de brillar. Y los miedos, esos miedos ridículos... los miedos no nos dejan darles una nueva oportunidad.

Pero las prendas tienen vida, y piden a gritos: "No me guardes para siempre, no me tires con la basura. Quiero que me llenes de apliques y bordados, que juegues conmigo. Quiero volver a vestir, despertar sonrisas en quienes me miran. Quiero que mi alma vuelva a vibrar".

Podemos no darnos cuenta pero vamos dando puntadas en cada momento, con cada acción y cada decisión. Vamos cosiendo nuestra propia vida. Y vamos llenando lentamente nuestro propio costurero, con aprendizajes que aunque en un primer momento pueden parecer poco útiles, en ese instante crítico de la costura aparece mágicamente, y nos ayuda a terminar. A coser, a coser. ¡Qué ganas de coser!

Comentarios

  1. Coser es moverse por la vida, es respirar, es actuar, es equivocarse y comenzar otra vez. En pocas palabras, aprender a vivir.

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  2. Me encantó! Tan cierto.... Tantas veces damos la puntada, bien, más o menos, mejor.... Como sea se va "armando" algo. TP

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