Mumú


Llegué a lo de Mumú en su departamento 9B de la Avenida Santa Fé. Beso, beso, qué tal, todo bien. Juan, quería saber si me podrías ayudar con esa lámpara que no funciona. Sí, por supuesto, ¿qué le pasa? No sé, creo que hizo un cortocircuito porque salió humo de ahí arriba. Ya lo miro. El techo era altísimo. Acerqué una escalera pesadísima y larga de madera. Me subí y encuentro un montón de cables quemados debajo del cobertor de bronce de esa lámpara vieja que colgaba. Mumú abajo con el pucho prendido y los ojos abiertos, esperando instrucciones. ¿Podés cortar la luz? Se ve feo esto. Y salió a toda prisa hacia el cuarto de servicio, donde estaba el tablero. Listo, me grita. Meto la mano para sacar los cables y...la patada que me dió no tiene nombre. Tanto que me tiró de la escalera y terminé de espalda en el piso. Con los ojos entreabiertos aparece Mumú, despacito. Con su zapato de cuero mocasín me da un golpecito en la pierna y dice: ¿Estás vivo? A pesar del golpe y todo empecé a destornillarme de la risa, y ella también. No podíamos parar de reirnos. Así era Mumú. Una grande, sin miedos. Feliz cumple Mumú! 🥰

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