Agradecido

El filósofo chino Lao-tsé, decía: "El agradecimiento es la memoria del corazón". 

Me encanta la idea de que nuestro corazón tiene memoria, separada de la memoria de nuestro cerebro. De alguna manera aprendí ésto sin haberlo leído. 

Varias veces me han cuestionando el hecho de que haya dedicado mi vida profesional al tercer sector, a las organizaciones sin fines de lucro. O el hecho de no haber dedicado mi capacidad para ganar buena plata en el sector privado. Yo siempre explico que si bien no somos ricos, hemos logrado con mi mujer hasta ahora tener la vida que siempre soñamos para nosotros y nuestras hijas.

No siento que haya resignado nada material, pero por el contrario, siento que he ganado muchísimo en lo espiritual, que es al final lo que creo que más importa. "Tengo la billetera chica pero el corazón enorme", suelo decir en broma. Es cierto, el problema puede venir más adelante. Pero no me arrepiento, y sé que de alguna manera u otra estaremos bien. 

Mamá siempre nos repite: "Rica no es la persona que tiene mucho, sino la que necesita poco". Yo necesito poco. Ojo, me encanta darme un gusto cada tanto, comer bien y viajar. Pero no mucho más. 

Para darles una idea de lo agradecido que estoy les comparto un testimonio que escribí hace poco: "Era el año 2015 y me tocó visitar un proyecto de UNICEF en Putumayo, una provincia al sur de Colombia, limítrofe con Ecuador. Llegamos a Puerto Asis en avión, de allí en camioneta. Un viaje largo que terminó con una caminata de un par de horas y luego en lancha otro tramo igual río arriba, por la maravillosa selva amazónica. Llegamos al centro educativo a la margen del río. Nos esperaban un grupo de "profes", y unos 60 niños y niñas, quienes pasaban en el centro de lunes a viernes, y regresaban a sus casas el viernes para pasar el fin de semana con sus familias. En una de las tantas conversaciones que tuve, conocí a Wilson. Él me contó que ya hacían tres años asistía a este centro (él recién había cumplido diez). Que estaba muy contento con todo lo que aprendía y cómo lo trataban. Que su familia vivía a unas 6 horas de allí, caminando. Le pregunté si los visitaría ese fin de semana, y me respondió: "Me gustaría mucho, los extraño, pero la verdad...(se le cerró la garganta en este instante) paso hambre cuando voy a mi casa...por eso prefiero quedarme aquí." Cada vez que las cosas se complican en el trabajo, pienso en Wilson. Recuerdo sus ojos y su lucha. Esa es una de las muchas historias que me inspiran. 

Soy un eterno agradecido. Cada vez que pensé que estaba dando, estaba en realidad recibiendo. Y todo lo guardo en mi memoria, del corazón.

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