¿Cuánto es suficiente?

 



Tomemos como punto de partida que nuestro objetivo en la vida es la felicidad, y que su definición es la sensación de calma que nos genera saber que vamos en la dirección correcta. Saber que vamos en la dirección correcta implica haber tenido opciones y haber podido elegir. Y las opciones generalmente implican una combinación de tiempo que debemos dedicar y gastos que debemos asumir (como por ejemplo: pasar tiempo con nuestros amigos, viajar con la familia, vivir en el país o el barrio que queremos, mandar a nuestros hijos al colegio que nos gusta, etc.)

Ahora bien, vivir esa calma de la que hablo, para muchos de nosotros, implica lograr un nivel seguridad financiera futura. Y es ahí donde aparece la pregunta: ¿Cuál es ese nivel adecuado de riqueza? ¿Cuánto es suficiente?

Y esta diyuntiva aparece porque el recurso más escaso que nos lleva a ser felices es el tiempo que tenemos y en qué lo usamos. Pero también la condición más necesaria para ser felices es nuestra salud.

Y cuando pensamos en acumular riqueza, si no la hemos heredado, lo primero que aparece en ese camino es el estrés y la imparable necesidad de dejarlo todo en la cancha, incluso si esto implica castigar nuestra salud y tener menos tiempo para disfrutar con las personas que amamos.

¡Qué dicotomía! ¿Acaso una trampa? Y pareciera ser que la única manera de salir de ella es poniendo límites. ¿Pero cómo los calculo, cómo los establezco?

Si le preguntás a un actuario te va a dar una fórmula. En libros de finanzas personales dicen que la regla más utilizada es la del 4% (que se resume en esperar un 4% de rentabilidad promedio sobre tu portafolio de activos, por lo que, partiendo de tu presupuesto anual de gastos podrías llegar a cuánto deberías tener de activos produciendo. La cuenta fácil es tus gastos anuales multiplicado por 25).

El problema son los riesgos variables y los imponderables. Es muy difícil ponerles un número. Aunque al menos un porcentaje de ocurrencia por el valor necesario, nos puede dar un aproximado, nunca técnicamente perfecto, pero suficiente para este ejercicio.

La herencia es otra de las variables. Y tiene dos problemas: el primero es que como somos más tiempo productivos y morimos más viejos, nuestros hijos van a heredar muy tarde, cuando ya estén pensando en la suya propia. El otro es que dejarles la vida resuelta a nuestro hijos y nietos, ¿es realmente ayudarlos? Dicen que la herencia es un error de cálculo. El libro "Die with zero" propone que usemos esa "herencia" para pasar momentos inolvidables con nuestra familia y amigos.

Si bien no podemos tener un comportamiento irracional o irresponsable, tampoco podemos caer en el extremo del tacaño ahorro y la maximización de nuestros ingresos o nuestra riqueza, a cualquier costo.

Ese balance, y la respuesta a esta nota, será con seguridad diferente para cada uno de nosotros, pero lo que sí es requisito y debería ser obligatorio, es armar ese modelo (puede ser un simple Excel), y hacer el cálculo para saber dónde estamos parados y ponerle números a esa paz financiera que tanto nos atormenta. Después podemos irlo actualizando y perfeccionando con el paso del tiempo. Para lograr un objetivo, siempre pero siempre, hay que medirlo. No nos queda otra. Y les prometo sorpresas.

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