Este año fue duro, en lo político, en lo económico y también en lo ambiental. Parece que vivimos en un mundo que dejó de dar vueltas, para darse vuelta, por completo. Demasiada especulación. Mucha incertidumbre. Pero yo me pregunto: ¿No debería ser más simple empujar juntos en una misma dirección? ¿No será que la crisis de valores que sufrimos, es una especie de anestesia que nos deja tontos? ¿Dónde están los verdaderos modelos que inspiran y muestran el camino de esperanza y de paz? ¿Por qué seguimos empujando ideas que nos separan, si todos deseamos estar más unidos?
Que el 2025 llegue firme. Que nos despierte. Que cada quien ponga un poquito más y que logremos unirnos como planeta, en armonía y solidaridad. Ese es mi deseo de fin de año y yo, no me voy a dar por vencido.
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